Mareos y trastornos del equilibrio

Los mareos, el vértigo y los trastornos del equilibrio son algunas de las quejas más comunes de los pacientes en atención primaria y urgencias. Estos síntomas pueden ocurrir debido a muchas causas diferentes (a veces en combinación), incluidas afecciones que involucran el corazón, el cerebro y los nervios periféricos, los ojos, los oídos, los músculos y las articulaciones, y como resultado de ciertos medicamentos.  Aquí en UCHealth, contamos con expertos dedicados a ayudar a los pacientes con estos síntomas. Nuestro equipo incluye médicos y proveedores de práctica avanzada que se especializan en neurología, otología y neurotología, oftalmología, atención primaria, audiólogos y fisioterapeutas.

¿Por qué es difícil determinar la causa de los mareos?

Los mareos pueden tener numerosas causas, afortunadamente la mayoría no son graves ni ponen en peligro la vida, sin embargo, los síntomas pueden ser muy debilitantes. La causa puede provenir del oído interno, el cerebro y los nervios periféricos, los ojos, el sistema cardiovascular, el sistema musculoesquelético o el uso de ciertos medicamentos. Algunas personas tienen múltiples causas de mareos. Nuestro equipo es una sólida red de proveedores que pueden reducir el tipo de mareo y brindar tratamiento del proveedor más adecuado para esa afección.

¿Cuál es la diferencia entre mareos, vértigo y desequilibrio?

El mareo es un término que lo abarca todo: otras palabras utilizadas incluyen aturdimiento, mareos, flotación, desequilibrio y desequilibrio. El vértigo es la sensación o sensación de movimiento o giro cuando no hay movimiento. El desequilibrio es la sensación de no poder mantener una postura erguida. Estos términos a menudo se usan indistintamente, aunque las causas, el análisis y el tratamiento de cada uno pueden ser diferentes. Es por eso que pasamos tiempo con cada paciente para obtener la mejor comprensión de sus síntomas y elaborar un plan juntos sobre cómo avanzar.

Condiciones que tratamos

Manejamos una amplia gama de trastornos del equilibrio y mareos. Obtenga más información a continuación.

Migraña vestibular

La migraña vestibular es un tipo de migraña que afecta el equilibrio, la función y la orientación espacial. Las personas con migraña vestibular pueden experimentar síntomas como vértigo (una sensación de girar o moverse cuando están en reposo), mareos, desequilibrio, náuseas y sensibilidad a la luz o al sonido.

La causa exacta de la migraña vestibular no se comprende completamente, pero se cree que implica una activación anormal o disfunción del sistema vestibular en respuesta a los desencadenantes de la migraña. Estos desencadenantes incluyen ciertos alimentos, estrés, cambios hormonales, trastornos del sueño, cambios climáticos y más.

El diagnóstico de la migraña vestibular suele basarse en los síntomas clínicos y la historia clínica, aunque se pueden realizar pruebas adicionales, como pruebas de función vestibular o estudios de imagen, para descartar otras posibles causas de los síntomas.

El tratamiento para la migraña vestibular a menudo implica una combinación de modificaciones en el estilo de vida, cambios en la dieta, medicamentos para controlar los síntomas de la migraña y prevenir los ataques, y terapia de rehabilitación vestibular para mejorar el equilibrio y reducir los síntomas de mareo y vértigo. Además, identificar y evitar los desencadenantes puede ayudar a reducir la frecuencia y la gravedad de los episodios de migraña vestibular.

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Trastorno perceptivo postural persistente

El mareo postural-perceptivo persistente (PPPD), anteriormente conocido como mareo subjetivo crónico (CSD), es una afección caracterizada por sentimientos persistentes de mareo, inestabilidad y/o desequilibrio que suelen ser provocados o empeorados por la postura erguida, el movimiento activo o pasivo y la exposición a entornos complejos o visualmente estimulantes. Las personas con PPPD a menudo informan síntomas como sentir que se balancean, se balancean, flotan o se balancean, incluso cuando están quietos.

Se cree que la PPPD es el resultado de una combinación de factores que involucran la integración sensorial y el procesamiento del sistema nervioso central. No es un trastorno psiquiátrico. Puede desarrollarse después de un trastorno vestibular agudo, como neuritis vestibular o laberintitis, pero también puede surgir de forma independiente o desencadenarse por otros factores como migraña, ansiedad o un evento cardiovascular.

El diagnóstico de la PPPD se basa en los síntomas clínicos y la historia clínica, ya que no existen pruebas diagnósticas específicas para la afección. Los proveedores de atención médica pueden realizar una evaluación exhaustiva para descartar otras posibles causas de mareos y problemas de equilibrio.

El tratamiento para el PPPD generalmente implica un enfoque multidisciplinario, que incluye terapia de rehabilitación vestibular para mejorar el equilibrio y reducir los síntomas, terapia cognitivo-conductual (TCC) para abordar estrategias de afrontamiento, medicamentos y modificaciones en el estilo de vida. El objetivo del tratamiento es ayudar a las personas a controlar sus síntomas y mejorar su calidad de vida.

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Enfermedad de Ménière

La enfermedad de Ménière es un trastorno del oído interno que afecta el equilibrio y la audición. Se caracteriza por episodios de vértigo (sensación de dar vueltas), pérdida de audición, tinnitus (zumbido en el oído) y una sensación de llenura o presión en el oído afectado.

La causa exacta de la enfermedad de Ménière no se comprende completamente, pero se cree que implica la acumulación de líquido en los compartimentos del oído interno, conocido como laberinto. Esta acumulación de líquido, llamada hidropesía endolinfática, puede afectar la función de las estructuras del oído interno responsables del equilibrio y la audición.

La enfermedad de Ménière suele presentarse en episodios recurrentes o "ataques" que pueden variar en duración y gravedad. Entre los ataques, las personas pueden experimentar períodos de remisión en los que los síntomas mejoran o se resuelven por completo. Sin embargo, con el tiempo, algunas personas pueden desarrollar una pérdida auditiva permanente en el oído afectado. El diagnóstico de la enfermedad de Ménière se basa en una combinación de síntomas, historial médico y pruebas diagnósticas, que pueden incluir pruebas de audición, evaluaciones del equilibrio y estudios de diagnóstico por imágenes para descartar otras posibles causas de los síntomas.

El tratamiento de la enfermedad de Ménière tiene como objetivo controlar los síntomas y reducir la frecuencia y la gravedad de los episodios. Esto puede implicar cambios en la dieta (como reducir la ingesta de sal), medicamentos para controlar los síntomas del vértigo, terapia de rehabilitación vestibular y, en algunos casos, procedimientos quirúrgicos u otras intervenciones para aliviar la acumulación de líquido en el oído interno. El enfoque de tratamiento específico puede variar según los síntomas y la respuesta del individuo al tratamiento.

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Vértigo posicional paroxístico benigno

El vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) es un trastorno común del oído interno caracterizado por episodios breves de vértigo (una sensación de giro) que se desencadenan por cambios en la posición de la cabeza. El VPPB se produce cuando pequeños cristales de carbonato de calcio, llamados otoconia, se desprenden de su posición normal dentro del oído interno y migran a uno de los canales semicirculares, que son estructuras llenas de líquido responsables de detectar el movimiento de rotación.

Cuando se mueve la cabeza, estos cristales desplazados pueden causar un movimiento anormal del líquido dentro del canal semicircular, lo que provoca una sensación de giro o mareos. El vértigo que se experimenta en el VPPB suele ser de corta duración y se desencadena por movimientos específicos de la cabeza, como darse la vuelta en la cama, inclinar la cabeza hacia atrás o mirar hacia arriba.

Los síntomas comunes del VPPB incluyen episodios breves de vértigo que duran menos de un minuto, generalmente desencadenados por cambios en la posición de la cabeza, así como síntomas acompañantes de náuseas, desequilibrio y, ocasionalmente, nistagmo (movimientos oculares involuntarios).

El diagnóstico del VPPB suele basarse en una combinación de la historia clínica y las maniobras de exploración física, como la prueba de Dix-Hallpike o la prueba del rollo supino, que tienen como objetivo provocar y reproducir el vértigo y el nistagmo característicos asociados a la afección. Se pueden realizar pruebas adicionales, como la videonistagmografía (VNG) o la electronistagmografía (ENG), para confirmar el diagnóstico y descartar otras posibles causas del vértigo. El tratamiento para el VPPB a menudo implica una serie de maniobras simples conocidas como procedimientos de reposicionamiento canalicular o maniobras de reposicionamiento de partículas, como la maniobra de Epley o la maniobra de medio salto mortal, que tienen como objetivo reposicionar la otoconia desplazada dentro del oído interno y aliviar los síntomas. Estas maniobras a menudo pueden proporcionar un alivio rápido del vértigo y pueden ser realizadas por un proveedor de atención médica o enseñadas para la autoadministración en casa. En algunos casos, pueden ser necesarios tratamientos adicionales o maniobras de seguimiento para resolver completamente los síntomas.

Vestibular Neuritis

La neuritis vestibular es una afección caracterizada por la inflamación del nervio vestibular, que conecta el oído interno con el tronco encefálico y desempeña un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio y la orientación espacial. Esta inflamación generalmente es el resultado de una infección viral, que a menudo involucra a los mismos virus responsables de causar resfriados u otras infecciones de las vías respiratorias superiores.

La inflamación del nervio vestibular puede interrumpir la transmisión de señales entre el oído interno y el cerebro, lo que provoca síntomas como:

  • Vértigo: Una sensación de girar o girar, generalmente de inicio severo y repentino, a menudo desencadenada por cambios en la posición de la cabeza.
  • Náuseas y vómitos: El vértigo asociado con la neuritis vestibular puede ser lo suficientemente intenso como para causar náuseas y vómitos.
  • Inestabilidad o desequilibrio: Las personas con neuritis vestibular pueden experimentar sentimientos de inestabilidad o desequilibrio, especialmente durante los episodios de vértigo.
  • Nistagmo: Durante los episodios de vértigo pueden producirse movimientos rápidos e involuntarios de los ojos, a menudo caracterizados por movimientos horizontales o rotatorios.

A diferencia de la laberintitis, los síntomas de la neuritis vestibular no suelen estar asociados a la pérdida de audición ni al tinnitus (zumbido en los oídos), ya que la inflamación afecta principalmente a la parte vestibular del oído interno.

El diagnóstico de la neuritis vestibular se basa en una combinación de la historia clínica, los hallazgos de la exploración física y el descarte de otras posibles causas de los síntomas. Se pueden realizar pruebas adicionales, como pruebas de función vestibular o estudios de imagen, para confirmar el diagnóstico y evaluar el alcance de la disfunción vestibular. El tratamiento para la neuritis vestibular a menudo implica el manejo sintomático para aliviar el vértigo y los síntomas asociados, como medicamentos contra el vértigo, medicamentos contra las náuseas y terapia de rehabilitación vestibular para promover la compensación de los déficits vestibulares y mejorar el equilibrio. Si bien los síntomas de la neuritis vestibular pueden ser debilitantes inicialmente, la mayoría de las personas experimentan una mejora significativa con el tiempo, y muchas logran una resolución completa de los síntomas en unas pocas semanas o meses.

Laberintitis

La laberintitis es una afección caracterizada por la inflamación del laberinto, una estructura compleja dentro del oído interno que incluye la cóclea (responsable de la audición) y el sistema vestibular (responsable del equilibrio). La laberintitis suele producirse como consecuencia de una infección viral o bacteriana, aunque también puede desencadenarse por otros factores como alergias, trastornos autoinmunes o ciertos medicamentos.

La inflamación del laberinto puede alterar tanto la audición como el equilibrio, lo que provoca síntomas como:

  • Vértigo: Una sensación de girar o girar, a menudo grave y de inicio repentino, generalmente desencadenada por cambios en la posición de la cabeza.
  • Pérdida de audición: La laberintitis puede causar pérdida de audición temporal o permanente, que puede afectar a uno o ambos oídos. La gravedad de la pérdida auditiva puede variar en función del grado de inflamación y del daño a la cóclea.
  • Tinnitus: En las personas con laberintitis, a menudo se asocian con pérdida auditiva zumbidos, zumbidos u otros ruidos en el oído.
  • Náuseas y vómitos: El vértigo asociado con la laberintitis puede ser lo suficientemente intenso como para causar náuseas y vómitos.
  • Desequilibrio: Puede producirse una sensación de inestabilidad o desequilibrio, especialmente durante los episodios de vértigo.

El diagnóstico de la laberintitis generalmente se basa en la historia clínica, los hallazgos de la exploración física (como la presencia de nistagmo característico) y el descarte de otras posibles causas de los síntomas. Se pueden realizar pruebas adicionales, como pruebas de audición (audiometría) y pruebas de función vestibular, para evaluar el grado de la disfunción auditiva y del equilibrio.

El tratamiento para la laberintitis a menudo implica el manejo sintomático para aliviar el vértigo y los síntomas asociados, como medicamentos contra el vértigo, medicamentos contra las náuseas y terapia de rehabilitación vestibular para promover la compensación de los déficits vestibulares y mejorar el equilibrio. En los casos en que la laberintitis es causada por una infección bacteriana, se pueden recetar antibióticos. La mayoría de las personas con laberintitis experimentan una mejora significativa de los síntomas con el tiempo, aunque la recuperación puede llevar de varias semanas a meses, especialmente en casos de inflamación grave o pérdida auditiva permanente.

Dehiscencia del canal semicircular superior

La dehiscencia del canal semicircular superior (SSCD, por sus siglas en inglés) es una afección médica poco frecuente en la que hay una apertura o adelgazamiento anormal en el hueso que cubre el canal semicircular superior del oído interno. Este canal es uno de los tres canales semicirculares encargados de detectar los movimientos de rotación de la cabeza y mantener el equilibrio.

En la SSCD, la dehiscencia (abertura) en el hueso puede conducir a una comunicación anormal entre el oído interno y las estructuras circundantes, causando varios síntomas como:

  • Vértigo: Las personas con SSCD pueden experimentar vértigo o mareos, a menudo desencadenados por ruidos fuertes o cambios en el oído medio o la presión intracraneal.
  • Mareos o desequilibrio: Algunas personas pueden sentirse inestables o desequilibradas, especialmente en situaciones en las que la presión cambia, como durante el esfuerzo, la tos o los estornudos.
  • Síntomas auditivos: Si bien la pérdida auditiva no es un síntoma común del SSCD, las personas pueden experimentar ciertos síntomas auditivos, como sensibilidad al sonido (hiperacusia) o escuchar la propia voz anormalmente alta (autofonía).
  • Tinnitus pulsátil: Algunas personas pueden experimentar un sonido pulsante o rítmico en el oído afectado, que puede ser sincrónico con los latidos del corazón.

El diagnóstico de SSCD implica una combinación de historia clínica, exploración física y pruebas especializadas como un VNG y/o una tomografía computarizada para confirmar la presencia de una dehiscencia en el canal semicircular superior.

El tratamiento para la SSCD puede incluir un tratamiento conservador, como modificaciones en el estilo de vida para evitar los desencadenantes, terapia de rehabilitación vestibular y uso de protección auditiva para minimizar los síntomas inducidos por el sonido. En los casos en que los síntomas son graves o afectan significativamente la calidad de vida, se puede considerar la reparación quirúrgica de la dehiscencia. Sin embargo, la decisión de una intervención quirúrgica se basa en los síntomas individuales, la gravedad y las preferencias del paciente, y debe discutirse con un proveedor de atención médica con experiencia en el manejo del SSCD.

Mareos posteriores a la conmoción cerebral

Los mareos posteriores a una conmoción cerebral se refieren a los mareos o vértigo que se producen después de una conmoción cerebral, que es un tipo de lesión cerebral traumática causada generalmente por un golpe en la cabeza o una sacudida repentina en el cuerpo. El mareo es un síntoma común después de una conmoción cerebral y puede afectar significativamente el funcionamiento diario y la calidad de vida de una persona.

Los mareos posteriores a una conmoción cerebral pueden manifestarse de varias maneras, entre ellas:

  • Vértigo: Sensación de girar o girar, a menudo desencadenada por cambios en la posición de la cabeza.
  • Aturdimiento: Sensación de desmayo o sensación de que uno se va a desmayar.
  • Inestabilidad: Sensación de desequilibrio o sensación de que uno se va a caer.
  • Alteraciones visuales: Puede producirse visión borrosa, sensibilidad a la luz o dificultad para enfocar.
  • Náuseas: Los mareos a menudo pueden ir acompañados de sensaciones de náuseas o vómitos.

Los mecanismos exactos que subyacen a los mareos posteriores a una conmoción cerebral no se comprenden completamente, pero pueden implicar una disfunción del sistema vestibular (responsable del equilibrio) u otras estructuras dentro del oído interno y el cerebro que regulan el equilibrio y la orientación espacial. Además, factores como la inflamación, los cambios en el flujo sanguíneo o las interrupciones en la función de los neurotransmisores pueden contribuir a los mareos después de una conmoción cerebral. El tratamiento de los mareos posteriores a una conmoción cerebral suele implicar un enfoque multidisciplinario, que incluye descanso y regreso gradual a las actividades, tratamiento sintomático (como medicamentos para los mareos o las náuseas), terapia de rehabilitación vestibular para mejorar el equilibrio y reducir los síntomas, y terapia cognitivo-conductual (TCC) u otras intervenciones psicológicas para abordar la ansiedad u otros factores emocionales que pueden exacerbar los síntomas.

Es esencial que las personas que experimentan mareos posteriores a una conmoción cerebral busquen la evaluación y el tratamiento de un proveedor de atención médica con experiencia en el tratamiento de la conmoción cerebral y los síntomas relacionados. Una evaluación integral puede ayudar a identificar las causas subyacentes de los mareos y guiar las estrategias de tratamiento adecuadas para promover la recuperación y mejorar la calidad de vida.

Riesgo de caídas en ancianos

El riesgo de caídas en los ancianos es una preocupación importante debido a la mayor probabilidad de caídas y la posibilidad de lesiones graves. Varios factores contribuyen al aumento del riesgo de caídas entre los adultos mayores:

  • Cambios relacionados con la edad: A medida que las personas envejecen, los cambios en la visión, el equilibrio, la fuerza muscular y la coordinación pueden aumentar el riesgo de caídas.
  • Condiciones médicas: Las condiciones de salud crónicas como la artritis, la osteoporosis, la enfermedad de Parkinson, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares pueden afectar la movilidad y aumentar el riesgo de caídas.
  • Medicamentos: Ciertos medicamentos, especialmente aquellos que afectan la presión arterial, el equilibrio o la cognición, pueden aumentar el riesgo de caídas. La polifarmacia (tomar múltiples medicamentos) también es un factor de riesgo.
  • Factores ambientales: Los peligros en el entorno del hogar, como la mala iluminación, los pisos resbaladizos, las superficies irregulares y la falta de pasamanos o barras de apoyo, pueden contribuir a las caídas.
  • Factores nutricionales: La desnutrición, la deshidratación y la deficiencia de vitamina D pueden debilitar los músculos y los huesos, aumentando el riesgo de caídas.
  • Deterioro cognitivo: Afecciones como la demencia o la enfermedad de Alzheimer pueden afectar el juicio, la conciencia espacial y la toma de decisiones, lo que aumenta el riesgo de caídas.

Para reducir el riesgo de caídas en las personas mayores, es fundamental implementar estrategias preventivas:

  • Ejercicio regular: Realizar actividad física regular para mejorar la fuerza, el equilibrio y la flexibilidad puede ayudar a reducir el riesgo de caídas. Actividades como caminar, tai chi y entrenamiento de fuerza son beneficiosas.
  • Manejo de medicamentos: Revisar los medicamentos con un proveedor de atención médica para identificar posibles efectos secundarios o interacciones que puedan aumentar el riesgo de caídas. Minimizar el uso de sedantes, tranquilizantes y medicamentos que reducen la presión arterial puede ser beneficioso.
  • Modificaciones en el hogar: Hacer modificaciones en el entorno del hogar para eliminar peligros y mejorar la seguridad, como instalar pasamanos, barras de apoyo, tapetes antideslizantes e iluminación adecuada.
  • Revisiones de la vista y la audición: Las evaluaciones periódicas de la vista y la audición pueden identificar deficiencias que pueden contribuir a las caídas. Los lentes correctivos y los audífonos pueden ayudar a mejorar la función sensorial.
  • Nutrición: Garantizar una ingesta adecuada de nutrientes, incluidos el calcio y la vitamina D, para apoyar la salud ósea y la fuerza muscular.
  • Detección y respuesta a caídas: El uso de dispositivos como sistemas de alerta médica o sensores de detección de caídas puede brindar asistencia en caso de caída.
  • Visitas regulares de atención médica: chequeos regulares con proveedores de atención médica para evaluar la salud general, la movilidad y el riesgo de caídas, y para abordar cualquier afección o inquietud médica subyacente

Al abordar estos factores e implementar medidas preventivas, se puede reducir el riesgo de caídas en las personas mayores, promoviendo la seguridad, la independencia y la calidad de vida.