
Algunos suplementos se pueden tomar o dejar. La vitamina D es uno que usted debería considerar tomar.
A diferencia de, por ejemplo, la vitamina C, es difícil obtener suficiente vitamina D solo a través de la dieta. Y si bien nuestro cuerpo puede producir vitamina D con la exposición a la luz ultravioleta del sol (de ahí el apodo de “vitamina del sol”), nuestro estilo de vida en interiores y el uso responsable de protector solar conspiran para limitar nuestra producción individual de vitamina D. Así que, al menos una media de 25 % de la población en los Estados Unidos, presenta deficiencia de vitamina D, y un 41 % no tienen suficiente de esta. Las personas adultas mayores, las mujeres, la población Afroamericana, y las personas en el grupo de edad de los 20 a 29 años, son propensas a presentar deficiencia de vitamina D.
Al mismo tiempo, la ciencia en evolución sobre la vitamina D continúa describiendo cómo obtener suficiente vitamina D nos ayuda a mantenernos saludables. Cada vez es más evidente que una ingesta insuficiente de vitamina D en la infancia, y quizás incluso después, puede aumentar el riesgo de enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple e incluso enfermedades cardiovasculares en la edad adulta.
La vitamina D puede limitar el daño de la esclerosis múltiple
La vitamina D es conocida por su impacto positivo en el raquitismo, un trastorno óseo infantil. Esta conexión dio origen a la leche y otros alimentos fortificados con vitamina D. Sin embargo, más recientemente, el impacto más amplio de la vitamina D en el sistema inmunitario ha sido objeto de investigación.
Un ejemplo de ello son los hallazgos de un estudio reciente de pacientes que habían tenido un solo episodio de lo que, si se repite, se convierte en esclerosis múltiple (EM), una enfermedad autoinmune en la que el cuerpo ataca las membranas protectoras que rodean las células nerviosas. Se descubrió que el 60,3 % de los pacientes que recibieron suplementos de vitamina D durante dos años presentaron lesiones cerebrales y medulares, una cifra menor que el 74,1 % de los pacientes con lesiones que recibieron un placebo en lugar de vitamina D.
El Dr. Enrique Alvarez, neurólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado que se especializa en pacientes con esclerosis múltiple (EM) en UCHealth Neurosciences Center – Anschutz Medical Campus, dijo que el estudio estuvo bien diseñado y que “resalta el efecto beneficioso de la vitamina D”. Sin embargo, añadió que hubo un alto grado de enfermedad tanto en el grupo de vitamina D como en el de placebo, y que los medicamentos actuales para la EM tienen un mayor impacto.
“Por lo tanto, la vitamina D puede reducir la actividad de la enfermedad, pero la consideraría un complemento a nuestras terapias actuales”, dijo Álvarez.
El estudio corroboró lo que se conoce como el principio reconocido desde hace tiempo como ‘efecto latitud’ en la prevalencia de esclerosis múltiple, indicó Alvarez. En latitudes norte y sur, donde el sol brilla menos, hay más esclerosis múltiple en una población determinada.
La importancia de la vitamina D en la infancia
La vitamina D influye en el desarrollo del sistema inmunológico conteniendo atributos, posiblemente neuroprotectores. En particular, la vitamina D tiene una función fundamental para la salud del timo (pequeña glándula del sistema linfático), un órgano del sistema inmunitario que enseña a las células T a distinguir entre amigos y enemigos en las primeras etapas de la vida. (De hecho, el timo se encoge después de la pubertad). Un estudio reciente con ratones modificados genéticamente para no producir vitamina D reveló que sus timos envejecieron prematuramente. Esto provocó que sus sistemas inmunitarios fueran más propensos a atacar los propios tejidos del cuerpo, lo cual ocurre en las enfermedades autoinmunes.
El vínculo entre la deficiencia de vitamina D y la EM también es la razón por la que Álvarez y sus colegas recomiendan suplementos de vitamina D cuando los pacientes preguntan qué pueden hacer para reducir el riesgo de que sus hijos padezcan la enfermedad. (La EM no se considera una enfermedad hereditaria, pero el riesgo de padecerla es mayor si un padre o un hermano la padece).
Los niveles bajos de vitamina D en la infancia también pueden tener efectos cardiovasculares, según otro estudio reciente. Un estudio finlandés almacenó muestras de sangre de 3,516 niños de entre 5 y 15 años en 1980 y, ajustando factores como la dieta, la actividad física y el nivel socioeconómico, analizó su riesgo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica de aparición temprana en 2018. La investigación encontró que quienes tenían niveles bajos de vitamina D en la infancia presentaron entre 1,5 veces y el doble de probabilidades de padecer enfermedad cardiovascular al llegar a los 55 años.
Abordar la deficiencia de vitamina D es crucial
No todas las investigaciones han señalado a la vitamina D como un posible benefactor. El Dr. Adit Ginde, médico de urgencias de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado y vicepresidente de investigación de la misma, formó parte de un equipo que estudió el potencial de la vitamina D para reducir las infecciones respiratorias agudas. El hallazgo se determinó como un ligero beneficio, pero no alcanzó la significación estadística. De igual manera, un importante ensayo clínico que evaluó si la vitamina D reducía la incidencia de cáncer o eventos cardiovasculares, no reveló ningún beneficio.
Sin embargo, estos resultados no contradicen necesariamente los del estudio finlandés, ya que la vitamina D se administró a adultos en lugar de a niños, cuyos timos se dedican a entrenar a las células T. Por lo tanto, aún queda mucho trabajo por hacer, afirma Ginde. En primer lugar, el estudio finlandés fue observacional y necesitaría confirmarse con ensayos clínicos que incluyan administrar suplementos de vitamina D, una tarea nada fácil dadas las décadas de diferencia entre la causa y el efecto.
“Ha habido varios estudios que han demostrado una asociación con la deficiencia de vitamina D, pero muy pocos ensayos clínicos que hayan demostrado que la suplementación con vitamina D pueda mejorar los resultados de salud”, afirmó Ginde.
Reforzando el sistema immune: ¿Cuánta vitamina D debe ingerir?
El estudio sobre la EM destaca como uno de los pocos que ha demostrado tal vínculo; es convincente, añadió. Respalda la creciente percepción entre los investigadores de que los mayores efectos de la vitamina D podrían estar relacionados con la función inmunitaria, ya sea para controlar enfermedades autoinmunes e inflamatorias o para prevenir infecciones.
“Aún quedan muchas preguntas sin respuesta”, afirmó Ginde.
Mientras tanto, incluso con el sol del verano, puede ser conveniente tomar un suplemento de vitamina D para asegurarse de obtener suficiente. Las personas de 1 a 70 años deben recibir 600 UI de unidades internacionales al día; las personas mayores de 70 años, 800 UI al día. Los suplementos suelen venir en cápsulas blandas de 1000 a 5000 UI, con dosis más bajas disponibles en gotas para bebés, quienes deben recibir 400 UI al día. Existe la posibilidad de toxicidad por vitamina D, pero se requieren dosis altas y sostenidas para alcanzarla. Los participantes en el estudio de EM tomaron dosis de 100,000 UI cada dos semanas sin riesgo.
La vitamina D puede no ser la panacea, pero las investigaciones han demostrado que es vital para el desarrollo del sistema inmunitario y, quizás, en algunos casos, para regular los peores impulsos.